Desde
el sol hasta los inviernos,
desde
los sueños hasta el vuelo
de
una floreciente primavera;
tomo
rumbos sólitos de migración
sin
pasaportes, ni visas, ni fronteras.
Porque
desde mi memoria de estelas
recorreré
los sitios a los cuales fuiste
e
iré tras la muerte de tus imágenes
para
descubrir a donde nunca iras.
No
necesito un viaje supersónico
para recorrer lo inmerso
del pensamiento.
para recorrer lo inmerso
del pensamiento.
Galoparé
sobre escamas de estrellas
y
divisaré la fertilidad de la esencia,
donde
sembrar las palabras doradas.
Me
demoraré un poco más, buscando,
de
dónde arrancar las semillas blancas,
para
reforestar con frases transparentes
las
voces del interminable decir.
Amo
tanto lo que siempre he vivido,
lo
que nunca viviré, lo que sé que viviré;
porque
no recuerdo si ya existí,...
no
recordaré lo que seguro seré.
¡No
necesito un viaje para descubrirme!
Mi
vida está ahí, viajando por doquier:
desde
el verano ardiente hasta mi alma,
migraré
sin solicitar ningún permiso.
Desde
la media luna hasta mi corazón,
no
existirán jamás fronteras.
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