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En una bolsa plática
o en una humilde sábana
caben más muertos
que en
todas las fosas comunes
que existen en el corazón
de una guerra.
La existencia
es tan insignificante
en las guerras,
que cualquier pedazo de asfalto,
cualquier
lodazal,
cualquier basural,
cualquier llanto,
cualquier lamento
sirve de
envoltorio fúnebre.
No hay cementerios
con tantas lápidas
para enmarcar la
muerte
y sus victorias…
no hay cementerio
que inspiré esperanzas
ni victorias.
Hay guerras tan absurdas,
donde se entierran las esperanzas
y las victorias.
No
es justo que hayan guerras
para matar personas,
que hayan guerras
para
entristecer a las personas,
que hayan guerras
para hacer a los niños
huérfanos, mutilados,
adoptados y desaparecidos.
No es justo que las guerras
se hagan sin
derechos
para violar a las mujeres.
No es justo creer que una guerra
le hace
bien al mundo,
no es justo que haya personas
que crean que ganar una guerra
le
hace bien al mundo.
No es justo que haya personas
que financian las guerras,
como
si la desolación y la muerte
fueran un proyecto de vida…
no es justo que las
guerras
sean una oportunidad lucrativa,
como si la desolación y la muerte
fueran prioridad para la vida.
No, no es justo que las guerras
sean una triste
ilustración
para justificar la muerte,
para glorificar la muerte…!
Es injusto
que en una simple bolsa de plástico
o en una humilde sábana,
haya lugar,
para tantos
sepelios colectivo...!
¿Cuántas declaraciones de amor
se necesitan,
para que no se
declare la guerra?
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